No sé si hago bien en escribirte esto. A veces creo que es mejor que estemos así, -y no necesariamente por mí- aunque la mayor parte del tiempo pienso que no. Sé que debimos hablar hace tiempo, pero no tuve el valor –Lamento ser tan cobarde-. No sabía que me ibas a decir exactamente y tenía miedo de que me digas lo estúpida que soy y que no querías volverme a ver nunca más en la vida. Lamento todo el daño que te hice, en serio. Sabes que si lo hice fue sin querer, –nunca haría algo que te cause daño- y lo peor es que le di la razón a tus amigos; Ahora ellos pueden decirte que sí, que soy una tarada, que yo misma te lo demostré. –Sí, quizá ellos en parte tengan razón-. Pero te aseguro que en algunos momentos no piensas, solo actúas,te dejas llevar, el sentimiento, los recuerdos, tantas cosas. Yo tenía razón no debí ir a esa fiesta, aunque nunca pensé nada de lo ocurrido esa noche, no debí ir. Yo desde un principio no quise, pero pensé que si no iba me iba a arrepentir y ahora es todo lo contrario. En serio lamento todo lo ocurrido y más lamento el efecto que eso tuvo en ti. -el estúpido no fuiste tú y tampoco lo serás-, ese papel fue siempre para mí. Nunca seré lo suficiente buena para ser tu amiga. Lamento no haber podido hacer ni el 5% de lo que tu hacías por mí. Te debo tanto. Gracias infinitamente. -Agradecerte no alcanzaría ni en esta hoja ni en mil-. Gracias por todo, por solo ser tú y por tu forma de tratarme. -Aunque muchas veces no lo merecía-.